Conversar con el mar y contarle aquellas cosas que quizás a nadie le vamos a decir, es como tener a ése amigo que sabes nunca te va a fallar. Ésas inquietudes que nos asaltan a diario y los hechos que no comprendemos por lo injustos que son.
Incluso hasta parece que ése familiar que despues de fallecido e incinerado volvió al mar y parece que te está escuchando. El sonido de las pequeñas olas que llegan a la orilla a menudo suele ser la respuesta que necesitas. Un sentimiento de relajación recorre el cuerpo y el espíritu.
No creo que sea la única persona que le ocurra esto, ya que paseando por la orilla, me encuentro con personas mirando al mar ensimismado. Y es que seguramente estan manteniendo ésa conversación privada a la que nadie tiene acceso.
Nuestros sueños los vemos a menudo cumplidos cuando miramos ése azul tan intenso del agua y en ésta se refleja aquello que anhelas. Y al soñar procuras eliminar todo aquello que diaramente te perturba la vida.
Por supuesto las ilusiones y espectativas cumplidas las celebras con una amplia sonrisa cuando miras al mar. Un acto de agradecimiento a la vida celebrando con el mar tu dicha.
El mar a veces se enfurece claro que si, como cualquiera de nosotros cuando no nos respetan. La naturaleza está ahí para ayudarnos siempre y cuando nosotros no molestemos e incordiemos.
Con éste blog quiero compartir mis reflexiones sobre diversos temas cotidianos y me gustaría que si me visitais me dejaseis vuestro comentario. Seguramente aprenderé algo nuevo de vosotros.
Os espero. Gracias.
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